Como buena amistad nacida al alero de los cómics, siempre tuvo como uno de los temas de conversación la larga enumeración de los defectos de las comiquerías existentes.
Onetti ha recorrido su larga existencia con una suerte de desánimo tenaz, al desgaire de modas y operaciones publicitarias, como si no creyera demasiado en lo que estaba haciendo.