Verse envuelto en la marea franjirroja que ahoga su rabia por no poder entrar a tiempo al estadio con cánticos resulta insoportable y, lo que es peor, peligroso.
El atosigamiento se hacía insostenible por momentos para los franjirrojos, cada vez más aturrullados e imprecisos - - no sabemos si nerviosos - ante lo que se les venía encima.
Alcañiz ha vestido de franjirrojo catorce temporadas - desde los ocho años -, cinco de ellas al frente del filial, donde ha sido titular en la mayoría de los encuentros.