Según estiman los responsables de la excavación, las fortificaciones del puerto tenían forma de medialuna y cubrían una superficie cercana a las 7 hectáreas.
Todo esto permite considerar que la fortificación de estos alimentos sería una herramienta esencial en la lucha contra la deficiencia de micronutrientes.
Los trabajos subterráneos no podrán penetrar en el radio correspondiente a las fortificaciones, sino en el caso que puedan penetrar los trabajos superficiales.