Y aunque las formas de lidiar con la tradición, los pares y la sucesión son muchas, las más heroicas entre nosotros siguen siendo el parricidio, el fratricidio y el filicidio.
Incluso el filicidio sigue despertando la disculpa social de la madre (en algunos casos, hasta su victimización), cuyo único error fue no soportar precisamente la maternidad.