Criticáis el nivel de castellano que tienen los jóvenes catalanohablantes, mientras vosotros, que sois adultos, castellanohablantes, y profesionales del escrito, hacéis errores en vuestra propia lengua.
Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así.