Ensoberbecida por su reconocimiento internacional, la generación del (libre) cambio ignoró el deterioro y la descomposición que su proyecto de modernización, autoritario y excluyente, infligió a nuestra nación.
Los grupos carperos, movilizados y ensoberbecidos por el apoyo y aliento recibido inicialmente, se creen hoy con suficiente fuerza como para desafiar, incluso, a sus patrocinadores.