Te van a temblar los músculos, te vas a engarrotar, pero tienes que estar listo, porque la suerte no es más que estar agazapados para brincar a tiempo.
A la salida del estadio pasaban engarrotados de frío, se acomodaban la bufanda para sonreír a las cámaras y con esfuerzo se abrían las chompas para besar el escudo.