Los campesinos podían también disponer de un pequeño huerto con garbanzos, calabazas, puerros, lechugas, cebollas y frutas como los dátiles, uvas e higos, incluso granadas.
Por último el dátil estimula el desarrollo y crecimiento de los niños por su levulosa y glucosa, además de su contenido de calcio, fósforo, hierro, minerales, vitaminas, entre otros.