Cuando logremos establecer esa coneccion divina... seremos transparentes, cristalinos... podrían leernos el pensamiento y ver nuestras emociones sin tener nada que ocultar.
Hemos invocado así, fugazmente, cuatro figuras de la realidad que, como movimiento, devenir, como luz vivificadora, atraviesan de continuo al cuerpo primario, olvidado, cristalino.