En este período están ya presentes los principales tipos de invertebrados: foraminíferos, radiolarios, espongiarios, celentéreos, briozoos, anélidos, braquiópodos, lamelibranquios, gasterópodos y artrópodos.
Podemos contar entre las principales especies de los invertebrados a los esporíferos (esponjas), los cenidarios (celentéreos), los moluscos, los anélidos, los artrópodos y los equinodermos.
El aumento de la temperatura del mar y la eliminación de depredadores naturales como los tiburones y el atún han mejorado el hábitat de estos celentéreos.
Los celentéreos tienen unas células especiales y exclusivas, denominadas cnidoblastos, que segregan una sustancia urticante y cuya misión es la defensa contra los depredadores y el ataqque para capturar presas.
Asociándose con bacterias simbióticas: varios organismos marinos como celentéreos, gusanos, moluscos, equinodermos y peces, almacenan bacterias luminiscentes en pequeñas vejigas distribuidas a lo largo del cuerpo.
Seguidamente, la invaginación del embrión produce una estructura de dos capas en forma de copa (la gástrula) que recuerda a los celentéreos, como los corales y las medusas.
Hay algunos invertebrados, como las esponjas y los celentéreos, que carecen de aparato circulatorio; en ellos el transporte se realiza de una célula a otra.