Y los bonzos fosilizados y dogmáticos del retranqueo, culpables del derrumbe, aplauden y asienten con la cabeza, como bien alimentados caballos percherones.
Pero claro, les tocaron las vacas sagradas, y en vez de buscar soluciones, los iconoclastas pretenden haber sido inmolados como bonzos y claman venganza.