Tras la caída del zarismo, evolucionó rápidamente, como la mayoría de los socialistas-revolucionarios, sus compañeros de lucha, hacia la contrarrevolución.
Es decir, los bolcheviques declaran reconocer las deudas contraídas por el zarismo, manifestándose, así, frente a sus pares de todo el mundo, como verdaderos hombres de estado.
En muchos casos, los militantes revolucionarios fueron arrestados en las mismas cárceles y en los mismos calabozos en los que habían estado durante el zarismo.
En 1905, los bolcheviques definían su posición respecto a la revolución democrática en marcha contra el zarismo, proponiendo la defensa de un programa mínimo de corte democrático.