Paseamos reposadamente por el laberinto de callejuelas dignas de una kasbah norteafricana aspirando los sugerentes olores de pucheros con yerbabuena que salen de las casas.
Ya lo ha intentado casi todo: infusiones de valeriana, lechuga, toronjil, azahar, manzanilla, salvia y toronjil, una ramita de yerbabuena bajo la almohada, baños tibios.