En obras teatrales, cinematográficas o televisivas, la tradición es señalar a cada participante en versalitas, abriendo párrafo aparte en cada nueva intervención.
Quién sabe si, con el tiempo, el intermedio entre versales y versalitas se impone y se acaban incluyendo con su propio diseño en las familias tipográficas.
La máquina de escribir no tiene versalitas, pero podéis tomar la de - cisión de emplear (con gran prudencia) las mayúsculas para palabras sueltas de especial importancia técnica.
En la 2 se dan los nombre, pero los apellidos van en versalitas; ya tenemos la diacrisis (es decir, la distinción tipográfica) necesaria y no es necesario ir más allá.