Todas las tradiciones reconocen dos principios fundamentales: lo masculino (seco, cálido, activo, sulfúrico) y lo femenino (húmedo, frío, pasivo, mercurial).
Pero, infortunadamente, al estar condicionados, confundidos, inseguros, tratamos de encontrar una solución en el pasado, y nos volvemos a nuestras tradiciones.
Las conductas sectarias, el dogmatismo, las tradiciones aislacionistas, el apego a la auto-proclamación y el culto al aparato han sido determinantes de este fracaso.