Entre las manifestaciones de su enfermiza ambición se encontraba la propensión a recibir visitas de tipos de aspecto ambiguo, trajes rotosos y a los que llamaba sus clientes.
Se tiño de morocha con algunos reflejos rubios y pegó jopo a lo chica rockabilly, cambió la guitarra acústica por un bajo todo rotoso y se puso a rockearla fuerte.