Lo risible es que todos los diputados, durante esa administración, la ley fue aprobada en el 2005, criticaron las barbaridades que hacían los bancos comerciales.
Resulta curioso cómo las atrocidades de un régimen dictatorial e ineficiente suelen terminar generando situaciones absurdas y hasta risibles (sacadas de contexto).
Pero éstos son una risible minoría en comparación con ese monstruoso híbrido de múltiples tentáculos mafiosos en que se ha convertido la otrora respetabilísima institución.