El enfermo de artritis reumatoidea padece ataques que afectan especialmente las membranas sinoviales (producen la sinovia, el lubricante de la articulación).
Ella padece de esofagitis crónica, heñía diatal, úlcera en el estómago y artritis reumatoidea, la cual es una deformación y calcificación de los huesos.
También se la puede encontrar en muchos pacientes que presentan otras enfermedades reumáticas como artritis reumatoidea, lupus eritematoso sistémico, síndrome de sjögren.
Con frecuencia, el cuadro es el de la típica artritis reumatoidea; en otras oportunidades se trata de artralgias o artritis episódicas de difícil clasificación.
La pleuritis reumatoidea se maneja con antiinflamatorios no esteroideos hasta que la inflamación ceda; se pueden dar corticoides orales en las primeras semanas, vigilando siempre la posibilidad de empiema.