Estas especies, por medio de sus coronas y sistemas de raíces, protegen los suelos contra la erosión, al mismo tiempo que suministran desechos orgánicos que contribuyen al reacondicionamiento edafológico.
Los vasoconstrictores también producen isquemia significativa en las raíces raquídeas y médula espinal y, por lo tanto, bloquean los impulsos axonales.