Ellas actúan como factor de colonización que permiten contrarrestar los movimientos peristálticos intestinales y además constituyen un mecanismo de defensa del huésped.
Estos animales pueden desplazarse mediante movimientos peristálticos, es decir, realizando contracciones coordinadas de los músculos circulares y longitudinales que posee.
Al introducirse en él el alimento se originan contracciones y relajaciones musculares anulares (olas peristálticas) que provocan el avance del bolo alimentario.