Los alimentos farináceos, además de añejos, tenían bichos, lo que hacía fueran poco nutritivos y causantes de enfermedades; lo mismo sucedía con el arroz y los frijoles.
Sus críticos aducen que las tácticas de publicidad y las políticas de precios fomentan el consumo excesivo de alimentos ricos en calorías y escasamente nutritivos.