Proliferaban sobre las repisas los adornos zafios y los trastos inútiles, que parecían reproducirse a su aire en aquella penumbra, como animalitos noctívagos.
Acompañen a nuestro héroe en un one way ticket hacía los lodazales noctívagos de la impostura, territorio en el que lo execrable y la compasión se dan la mano.