Antes del descubrimiento de la narcosis, antes del 16 de octubre de 1846, los actos quirúrgicos se acompañaban inseparable e irremediablemente por el dolor.
Narcosis de suficiente gravedad como para elevar la posibilidad de daños accidentales, dificultar el auto-rescate o reducir materialmente la eficiencia en el trabajo.
Precisamente por ser el dolor un fenómeno mental podemos influir en él con tanta eficacia: mediante la distracción, la hipnosis, la narcosis, la acupuntura.