Peligrosos, violentos, totalitarios y antidemocráticos son adjetivos que abundan en boca de portavoces y muñidores gubernamentales para designar a los activistas ciudadanos contra la crisis-estafa.
Ahora los muñidores del sistema (una profesión rentable) comienzan los cantos de sirena de las muertes dignas y los comités de bioética ya creados en los hospitales públicos.