Se consiguió, entre otros éxitos, llevar a cabo intercambio de información a través de nanoalambres (un nanómetro es una millonésima parte de un milímetro).
Estos, a su vez, se organizan como una nube de electrones de una cien millonésima de centímetro de tamaño que rodea a un núcleo una cienmilésima aún más pequeño.