Los báquiros, al igual que en los criollos, es la especie más apreciada por los indígenas, seguido por el venado matacán, el morrocoy, el danto y el paují.
Representa una ciudad amurallada bajomedieval de transición, con gran profusión de troneras y dos buzones para artillería, torres con matacanes corridos y una curiosa torre con cuatro garitones esquineros.
La villa, de calles tortuosas y empinadas, está rodeada por una línea de murallas defensivas en cuyas esquinas se abren baluartes, matacanes y garitas.