Los empleados de una organización, quienes traspirando la camiseta, entregan todo en la cancha para empujar hacia adelante, son legítimamente nuestros socios.
Sin embargo, aclaró que quien haya adquirido sus tierras legítimamente, nada tiene que temer, pero el que tenga tierras inexplotadas lo pensará dos veces.
Lo contrario es seguir alimentando, a canallas, estafadores, chorizos y mangantes, legítimamente autorizados por el sistema político y los asquerosos gobiernos de turno.