Fué, es y será dentro de la historia del cine, un hombre cien, una presencia marmórea, incisiva y deseada de todos los héroes que han dormitado en nuestro cerebro.
Actúa como mirada incisiva, muchas veces íntima y no exenta de sensibilidad, evocando hechos cuya visión no está prohibida, pero que todavía nos cuesta enfrentar.
Y por valor añadido me refiero a la incisiva reflexión, el sorpresivo hallazgo, el ángulo original, la brillante observación o la irreverente corrección.