La contrainsurgencia del imperialismo, sobre todo norteamericano, se ha visto siempre impotente frente a las acciones descentralizadas de las guerrillas.
Una obligación que, valga la pena resaltar, nunca se mencionó en las experiencias de desmovilización de las guerrillas durante la década de los ochenta.
Por lo tanto, estas guerras de guerrillas, no propician una cohabitación relativamente pacífica (siempre habrá disensiones), que resulta beneficiosa para la propia actividad investigadora.