Podemos establecer una clasificación muy generalista dividiendo a los responsables en tres grandes grupos, por orden creciente de sofisticación: activistas, ciber-crimen organizado y estados-nación.
Este superordenador creado a partir de la unión de miles de ordenadores ciber-voluntarios se utiliza para tareas científicas que requieran de cálculos enormes.
Los fondos sirven para pagar un conjunto de satélites espías, equipo de alta tecnología y empleados, incluyendo analistas, lingüistas, criptógrafos y un número creciente de ciber-especialistas.