Era éste un quiosco fabricado con alfajías, y en los rombos de madera prendían sus tallos verdes los crecimientos de una madreselva cargada de campánulas violetas y blancas.
Todo lo que te hizo grande, tus brazos sembradores, tu bohío irredento, las campánulas que encendían tus montañas, los árboles de pájaros, los senderos con el mismo rocío quebradizo.