Pensar o hablar así, sería una deformación calumniosa de la mansedumbre cristiana que es suavidad y fortaleza, heroísmo constante y escuela de martirio.
Difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.
Pero este documento, que es el reconocimiento explícito, solemne, del fracaso de la calumniosa acusación, cumple ya más de diez años de total ocultamiento.