Es como un insulto sin palabras, rectifico, un intento de zaherir a los demás cuando lo que hace quien incumple es recibir un boomerang de la intención de su acción.
Tarde, o temprano el boomerang que hemos lanzado retornará a su dueño, trayendo con sí una carga negativa, que invariablemente producirá roces, disgustos y molestias.