Las nuevas tecnologías nos ofrecen multitud de posibilidades educativas, permitiendo el aprendizaje individualizado, incluso para alumnado con necesidades educativas, como el autismo.
Relacionando de forma conjunta todos estos factores con el rendimiento del alumnado, se podrían dirimir qué actuaciones deberían acometer las universidades.
En resumidas cuentas, todos los sectores implicados (familias, alumnado, profesorado y equipos directivos) consideramos que la experiencia ha sido muy interesante y provechosa.