Ya que cuando nos descubrimos libres, responsables y con una existencia única, singular y finita, encontramos un acicate para dar respuestas vitales en el trabajo.
El acoso es de tal magnitud que los funcionarios sienten invadidos sus espacios vitales, no permitiendo el normal desenvolvimientos de las actividades de la administración.
Estoy aún en plena despresurización postvacacional, ese largo jet lag de quien ha vivido mes y medio en latitudes vitales donde no caben en modo alguno pantallas ni teclados.