Tal estado de cosas no es casual, sino que es provocado deliberadamente por las mismas fuerzas revolucionarias que otrora buscaron sin éxito imponer el utopismo marxista en el campo socioeconómico.
Sus posturas filosóficas han sido objetadas por muchos intelectuales que lo acusan de un exceso de utopismo y de no tener en cuenta las dimensiones nacionales de la lucha política.