Toda una muestra del potencial trasmundo poético al que los nuevos paradigmas nos llevarán, y que también ayudará a explicar los, interiorizar los; hacer los nuestros.
Éste, niega el trasmundo espiritual pero afirma las condiciones por las cuales la vida se hace posible como eternidad y dinámica transfiguradora del devenir continuo de esa vida.
No puede no asumir el riesgo de mancharse, porque no puede refugiarse fuera de la historia y las opciones históricas, en un trasmundo que se pretendiera aséptico.
Hemos llegado al extremo de la banalidad y de allí no merece la pena saltar a ningún trasmundo: todo está aquí-y-ahora, todo es de una rencorosa actualidad.
Mi vida comprende, pues, con mí, las cosas que me rodean, mi circunstancia o mundo, incluido, claro está, su horizonte, el trasmundo latente, sus últimos planos o ultimidades.