Tenían rasgos de murciélago, orejas enormes, ojos oscuros de pupilas gatunas para ver en la penumbra y alas coriáceas para volar aprovechando la baja gravedad.
Ven desde tus sombrías órbitas sin pupilas, desde tu oscura soledad alterna con la lira sumida en ofertorios, en extremo delirio de un cántico sin pausa.