En las localidades del interior que están sobre rutas de mucha circulación, sus policías de tránsito actúan como peajeros, como coimeros extorsionadores, especialmente en los fines de semana.
Todos los días hay víctimas de los peajeros, caballos locos, pirañitas y delincuentes de cualquier tipo, mientras las fuerzas de seguridad se ven sobrepasadas o burladas.