Porque ahí, al igual que en un nido musgoso guardan los pájaros tesoros diversos, deposíté yo los tesoros que poseía antes de que mis ojos hubiesen aprendido a llorar.
Catalina es un nombre gótico; hace pensar en ojivas lívidas de crepúsculo, en fuentes de bronce musgoso, héticos burgos renanos, en moñosos cinturones de castidad...