Tú compañero, tú compañera si quieres ser gobernador de una revolución, bueno, es un ardimiento compadre; ministro, ministras, es un ardimiento compadre.
Más caballería y ardimiento no concuerdan sin sabiduría y entendimiento; si no fuese así, convendrían con el orden de caballería la insensatez y la ignorancia.