Sembrando los huesos nacerán acebuches, olivos silvestres, más pequeños y con frutos más pequeños que los conocidos olivos, variedad cultivada obtenida desde siempre a partir de esquejes.
Algunos labiérnagos y fundamentalmente acebuches, algarrobos y pinos carrascos, las especies que mejor han respondido en la zona y han soportado la presión de caballos y personas.